Argentina.- Desde hace días comenzaron a tener repercusiones los cables de Wikileaks en Argentina.
El comienzo de la campaña presidencial, es un buen pretexto por parte de los medios de reflotar los mismos.
Para la prensa opositora al gobierno, estos cables le sirven para ridiculizar a los políticos que desfilan asiduamente por la Embajada de los Estados Unidos. Muchos como el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri, posible candidato de la derecha a la presidencia, golpeó la puerta en su momento de la embajada para que EEUU intervenga en cuestiones de política interna, entre otros.
Ahora es el turno del ministro de Economía, Amadeo Boudou (La Nacion: Proamericano y que no se sepa) en cuya reunión con la embajadora de EEUU en la Argentina Vilma Martínez se habló de posibles negociaciones de la deuda con los holdouts, Fondo Monetario Internacional y el Club de París. Además de que el presidente Barack Obama ponga en agenda una visita al país.
No es casual esta difusión justo cuando el ministro Boudou reconoce los problemas que enfrenta el Instituto de Estadística y Censos (INDEC) encargado de transparentar la información económica y arrojar datos fieles sobre la inflación real.
Boudou se refirió que afrontar esos problemas resultaba inviable: "Implicarían un enorme costo político para el Gobierno dadas las agresivas campañas de la prensa local", aun cuando, según expuso la embajadora en el cable que obtuvo WikiLeaks y cedió a LA NACION, el ministro "reconoció la naturaleza problemática de algunas políticas del Gobierno". (La Nacion: Boudou acknowledged problems in the Indec).
Para el gobierno con respecto a los cables de Wikileaks se llamó a silencio, y trató el tema como otra “patraña mediática”. Recordamos que tanto la presidente actual Cristina Fernández de Kirchner como el ex presidente Kirchner no tuvieron ni tienen una buena relación con la prensa. Y ahora la presidenta va por la reelección.